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sábado, 29 de agosto de 2009

41- Lectura rápida (Safo)

De las cosas que mas me desconciertan cuando voy en camión hacia algún lado, es ver a algunas personas, generalmente jóvenes, como ocupan su tiempo leyendo un libro. Mi desconcierto empieza por que yo no soy de los que pueda leer en el camión, todo moviendose y con tanto ruido, me parece imposible realmente que alguien lo pueda hacer, ni sabor me da. Sin embargo me confieso como un amante de la lectura rápida sobre todo en mi época estudiantil y sobre todo en horario matutino , muy matutino. La adrenalina que se siente no haber estudiado para un examen y tomar tus copias o libro subido en un camión ya sea sentado o parado es una experiencia que extraño a pesar de los resultados pésimos que trajeron consigo, jajaja!

sábado, 25 de julio de 2009

33- Siesta camionera

Como algunos sabrán, es de mi gusto dormir en los microbuses o camiones sobre todo cuando voy de regreso de mi trabajo hacia mi casa. Y no es por presumir pero tengo un "don" para despertarme una cuadra antes de mi bajada, habilidad que he desarrollado a lo largo de mis años usando el servicio colectivo.

En fin, en esta ocasión hablare de una de varias veces donde me fallo mi don, y tratando de no hacer tanto marasmo diré a resumidas cuentas que una vez me pase de mi bajada unos 3 o 4 kilómetros nada mas y por si fuera poco yo ya no tenia ni si quiera 5 miserables pesos para volver a tomar otro camión de vuelta, así que me la avente a pie, por que la verda- verdad no me anime a pedir a alguna persona una ayudita pa mi camión, debí hacerlo pero no lo hice y me tarde como unos 40 minutos en llegar caminado a la casa.

Esa vez me dije a mi mismo ¡no te vuelvas a dormir en el camión Reyeno! algo que por supuesto hice durante una semana, después me volví a seguir quedandome dormido, jajaja! .

viernes, 17 de julio de 2009

30-Mi historia entre tus dedos

Ayer en el micro ya casi llegando a mi casa se subió un tipo con guitarra en mano, le había pedido el favor al chofer de dejarlo cantar a lo cual accedió y hasta le bajo el volumen a su repertorio de excelente música de banda que traía consigo para deleite de todos; empezó a cantar “mi historia entre tus dedos” totalmente romántico el tipo, pero un fracaso para la cantada destrozo la canción, le cambio la letra y en vez de durar 4 minutos duro como 6 minutos. Lo que me recordó mis años mozos preparatorianos cuando para la clase de música me compre mi guitarra de Paracho en San Juan de Dios, creo que me costo $200.00, y con la cual solo llegue a tocar un minueto de Bach y una que otra rola navideña, por la época, de la cantada ni hablar pues no era lo mío, es por eso que cuando de vez en vez se suben a cantar a los camiones me llega agradar y me causa una cierta envidia por que yo nunca me atreví hacerlo, gracias a Dios dirían varios, jajaja!.

Por cierto todavía tengo mi guitarra, vara! Varaaa! Para quien la quiera.

jueves, 2 de julio de 2009

27- Lluvia y sin paragüas

Recuerdo aquel día como si fuera ayer, hace algunos años por estas fechas de lluvias, la mañana totalmente tranquila y apacible no se imaginaba lo que hiba a pasar en la tarde- mucho menos yo; después de una jornada de arduo trabajo el cielo se volvió gris y obscuro, ya lo había notado desde la hora la comida pero tenia la esperanza de que no empezara la lluvia, no por lo menos hasta que llegara a mi casa, pero maldito destino se volvía a reír de mi, que empieza la lluvia y yo sin paragüas en lo que hiba de la salida de la oficina a la parada del microbus, tres minutos y veintisiete segundos en lo que llegue a la parada indicada y los mismos para que dejara de llover al estilo tormenta perfecta, después de eso se tranquilizo hasta llegar a una ligera lluviecita (demasiado tarde) de haber sabido, me dije -¡idiota!

Y cuando pensaba que no me podía ir peor tuve que soportar las miradas de repudio y discriminación de los ocupantes del camión al que me subí, me veían como un bicho raro solo ir todo empapado y chorreando por donde pasaba, y que! que me ven!

martes, 9 de junio de 2009

18- Dulces sueños

En realidad este post no se trata de sueños, mas bien de dormir, de dormir en el camión- un arte que he cultivado a lo largo de casi 13 años de estar utilizando este medio de transporte. Y bueno ya se que por propia seguridad y sentido común pues uno no se debe dormir en el camión, por que la verda- verdad hay cada ojete subido ahí. Pero a que lindo dormirse en el camión, cuando tengo la fortuna de coger lugar inevitablemente se lo que voy hacer, cierro mis ojitos y me dejo llevar, son los 30 minutos mas relajantes a pesar del ruido,movimiento y olor a sope de mis acompañantes; aunque el inconveniente mas grande es que si estoy brutalmente cansado suelo babear algo sumamente penoso, ¡jajajaja!

viernes, 5 de junio de 2009

13- Maldita indiferencia

En un viaje hace muchos años en mi medio de transporte favorito (el microbús), me encontré en esta situación, en el mismo momento de abordar el colectivo note un sonido que puede considerarse un clásico dentro del amplio repertorio de ecos como lo es el de un niño llore que llore sin ninguna razón aparente. En este caso en la parte trasera se encontraba una niñita de no más de 3 años que tenía una garganta realmente privilegiada aunque su madre (si se le pude llamar así) no pensaba lo mismo, el micro estaba casi vacío así que me pude sentar en un asiento muy cómodamente donde pude ver claramente la siguiente la escena que tratare de narrar que es una de las más manchadas que he visto en persona; la “madre” de esta niña trataba de “calmarla” ante la evidente incomodidad que los berridos causaban en los pocos ocupantes del transporte, su método realmente despreciable consistía en darle unos cuantos zapes en su cabecita y decirle ¡ya no llores que van a pensar las personas!, con lo cual obvio no se aminoraba el llanto de la chiquilla y el ambiente se hacía cada vez más tenso. Estoy seguro que más de uno de los presentes pensaba lo mismo que yo: hija de su madre, cuantas ganas me dan de darle sus zapes- ya deja a la pobre niña ¡idiota!, pero al igual que yo no hacíamos nada ¿Por qué? No lo sé, lo más seguro por apáticos culeros, la verda- verdad. Cuando la situación ya era inaguantable de pronto paso lo inimaginable, se detuvo el micro y una voz de la parte delantera dijo: ¡ya no le pegue!¡ya déjela! , el chofer, se levanto notablemente molesto y se dirigió hacia la niña y su madre (yo dije la baja a patadas), sin embargo, al llegar frente a frente lo primero que dijo fue: ¡ya no le pegue señora así como quiere que se calle!, ¡así no se trata una niña- a su hijita!, a lo que le siguió por parte del audaz y atrevido chofer sacar una pañuelo y una paleta de la rosa para dársela a la mamá y a la hija, respectivamente, con lo cual en un dos por tres se silencio y lo más importante controlo a la infame madre de la criatura. Realmente (pienso) nos dio una lección dicho personaje de valor e interés por los problemas de lo demás, y al final, yo al igual que todos los demás presentes pensamos- quisimos aplaudir y corear ¡chofer! ¡chofer! ¡chofer!, pero no lo hicimos, se me olvidaba ¡maldita indiferencia! estábamos más preocupados en que ya se terminara ese suplicio para poder seguir pensando en tonterías.

lunes, 1 de junio de 2009

Mirada incomoda

En un viaje en mi medio de transporte preferido (el camión, microbús o colectivo), en uno de esos días calurosos- malditos días, tratando de encontrar algún centímetro disponible para acomodarme entre tantos ocupantes y entonces ¡he ahí! excelente de ahí soy, me filtre como la humedad; yo estaba de lo mas despistado como siempre hasta que se me ocurrió bajar la mirada, mi dios (pensé), la verda- verdad no fue mi intención, se encontraba sentada frente a mí una chica bastante mona con una blusa no menos encantadora y no menos discreta, buitre-zorro (me dijo una voz interior), me quede más de un segundo viendo fijamente aquella escena tan, tan, bueno sin palabras; fue precisamente en uno de esos segundos cuando me atraparon la mirada, la susodicha motivo de mi atención me miro también y como en una película súper cursi me imaginaba que después de esa mirada seguiría una picara sonrisa (error), la mirada de sorpresa se convirtió inmediatamente una mirada de repudio, indignación, de ¿Por qué me miras pervertido?, a lo que siguió sutilmente por parte de la chica un recato religioso, se cubrió sus “encantos”- que encantos, y notablemente molesta tomo una postura de enfado. Me sentí aunque no me crean bastante incomodo, en serio, y procedí a buscar otra posición para seguir zorreando- no perdón para seguir mi recorrido tranquilamente en el camión. The end
 


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